El lobo y la grulla es una fábula de Esopo cuya moraleja nos enseña que no debemos esperar nada de las malas personas, puesto que como mucho nos quedaremos como estamos.
El saber a quién ayudar o no exige una reflexión importante y no es sencillo saber qué hacer en muchas ocasiones.
Esperamos que este cuento corto en inglés y español os sirva para llegar a vuestras propias conclusiones. ¿Qué pensáis? ¿Merece la pena ayudar a todo el mundo?
The Wolf and the Crane
A Wolf had been feasting too greedily, and a bone had stuck crosswise in his throat. He could get it neither up nor down, and of course, he could not eat a thing. Naturally, that was an awful state of affairs for a greedy Wolf.So away he hurried to the Crane. He was sure that she, with her long neck and bill, would easily be able to reach the bone and pull it out. “I will reward you very handsomely”, said the Wolf, “if you pull that bone out for me”.
The Crane, as you can imagine, was very uneasy about putting her head in Wolf’s throat. But she was grasping in nature, so she did what the Wolf asked her to do. When the Wolf felt that the bone was gone, he started to walk away.
“But what about my reward!” called the Crane anxiously.
“What!” snarled the Wolf, whirling around. “Haven’t you got it? Isn’t it enough that I let you take your head out of my mouth without snapping it off?”
El lobo y la grulla
Un Lobo había estado festejando con demasiada avidez y un hueso se le había atravesado en la garganta. No podía subir ni bajar y, por supuesto, no podía comer nada. Naturalmente, esa era una situación terrible para un lobo codicioso.
Así que se apresuró a ir a la Grulla. Estaba seguro de que ella, con su cuello y pico largos, podría alcanzar fácilmente el hueso y sacarlo. “Te recompensaré muy generosamente”, dijo el Lobo, “si me sacas ese hueso”.
La Grulla, como puedes imaginar, estaba muy incómoda por meter la cabeza en la garganta del lobo. Pero era su naturaleza, así que hizo lo que el Lobo le pidió que hiciera. Cuando el Lobo sintió que el hueso se había ido, comenzó a alejarse.
«¡Pero qué hay de mi recompensa!» gritó ansiosamente el Grulla.
«¡Qué!» gruñó el Lobo, dándose la vuelta. «¿No lo tienes? ¿No es suficiente que te deje sacar la cabeza de mi boca sin comérmela? «
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