Después de las devastadoras experiencias de ver sus casas de paja y madera ser destruidas por el lobo feroz, los dos cerditos más jóvenes se encuentran corriendo hacia la robusta casa de ladrillos construida por su hermano mayor. Con el corazón latiendo con fuerza por el miedo y la anticipación, llegan a la casa justo a tiempo para cerrar la puerta detrás de ellos, momentos antes de que el lobo aparezca para continuar su rastro de destrucción.
El Lobo, aún hambriento y más decidido que nunca a tener una comida de cerdito, se para frente a la casa de ladrillos. Se llena los pulmones de aire y sopla con todo su poder, esperando ver la casa desmoronarse como lo hicieron las anteriores. Sin embargo, a pesar de sus esfuerzos, la casa permanece firme y sólida.
Frustrado pero no derrotado, el lobo trama un nuevo plan. Decide trepar al techo y entrar por la chimenea, pensando que los cerditos no estarán preparados para un ataque desde arriba. Pero el cerdito mayor, que había previsto tal acción, coloca una gran olla de agua hirviendo debajo de la chimenea.
Cuando el lobo baja saltando, esperando atrapar a los cerditos desprevenidos, cae directamente en el agua hirviendo. El grito de sorpresa y dolor del lobo resuena en la casa, y sin perder tiempo, el lobo se da la vuelta y sale corriendo, tan rápido como sus patas se lo permiten, jurando nunca más volver a molestar a los cerditos.
Los tres cerditos, ahora completamente seguros en la casa de ladrillos, celebran su victoria. El cerdito mayor, reivindicado en su enfoque metódico y previsor, comparte su sabiduría con sus hermanos más jóvenes. Los cerditos aprenden una valiosa lección sobre la importancia del trabajo duro, la preparación y la prudencia en la vida. A partir de ese momento, viven felices y seguros, libres del peligro que una vez representó el lobo.
Conclusión
El cuento termina con una moraleja poderosa: el trabajo duro y la preparación son esenciales para superar los desafíos y peligros de la vida. Aunque puedan surgir amenazas, aquellos que invierten tiempo y esfuerzo en construir algo sólido y duradero tienen más posibilidades de resistir las adversidades. Los cerditos, habiendo aprendido esta lección, viven el resto de sus días en paz y seguridad, compartiendo su sabiduría con las futuras generaciones.
Deja una respuesta