Caperucita Roja es uno de los cuentos infantiles más perdurables que existen. A lo largo de los años, la historia ha cautivado a niños y adultos por igual, narrando las aventuras de una pequeña niña en un bosque lleno de peligros.
Los recuerdos de la infancia pueden albergar muchas memorias entrañables, como el osito de peluche favorito, el juguete siempre querido o la manta suave e insustituible con la que alguna vez nos acurrucamos a la hora de dormir.
Pero, sin lugar a dudas, los recuerdos más potentes de nuestros años más jóvenes son los cuentos de hadas que nos contaron.
Blancanieves y los Siete Enanitos, Cenicienta, La Bella Durmiente, Peter Pan, y muchos otros no solo moldearon nuestra imaginación, sino que también trabajaron como lecciones morales, enseñándonos sobre el bien y el mal a través de personajes lúdicos.
El oscuro origen de Caperucita Roja
Pero, al igual que una moneda, estos cuentos de hadas tienen un lado oscuro. Cuando se investigan los orígenes de estas historias, se descubre un tono más profundo y oscuro en muchos de ellos.
Los cuentos no siempre fueron dulces y lúdicos, muchas veces eran oscuros y aterradores, usados para advertir a los niños sobre los peligros del mundo real. Un cuento así es «Caperucita Roja».
Las versiones anteriores de esta historia, antes de ser suavizadas y adaptadas para niños, eran bastante diferentes de la versión ampliamente conocida de los Hermanos Grimm que conocemos hoy.
La Versión Popular Vs Las Versiones Antiguas
La versión popular de esta historia que todos conocemos presenta a una niña con una capa roja con capucha (según la versión de Perrault) o una gorra en lugar de una capucha (según la versión de Grimm, conocida como Caperucita).
Esta niña, inocente y amable, un día va a visitar a su abuela enferma y en su camino, es abordada por un lobo.
El lobo, astuto y malicioso, consigue que la niña le revele ingenuamente a dónde se dirige.
El Papel del Lobo
En la versión moderna más popular del cuento de hadas, el lobo, con astucia y engaño, distrae a Caperucita Roja y se adelanta hasta la casa de la abuela. Allí, sin piedad, entra y devora a la abuela. Luego, en un giro aún más macabro, se disfraza de la abuela y espera a Caperucita, quien al llegar también es atacada.
Sin embargo, esta versión tiene un final feliz: el lobo se duerme y aparece un héroe leñador, quien libera a Caperucita y a su abuela abriendo el estómago del lobo con un hacha. Luego, Caperucita Roja y su abuela, increíblemente ilesas, ponen piedras en el cuerpo del lobo.
Cuando el lobo despierta, no puede huir debido al peso y muere.
Variantes Francesas de la Historia
El origen de Caperucita Roja podemos encontrarlo en el siglo X en Francia, donde los campesinos contaban la historia que luego se transmitió a los italianos, quienes obviamente quedaron encantados con ella.
Se crearon algunas otras versiones con un título similar: «La Finta Nona» (La Falsa Abuela) o «La historia de la abuela». Aquí, el personaje de un ogro reemplaza al lobo que imita a la abuela.
Caperucita es engañada hasta el punto de confundir los dientes de su abuela con arroz, su carne con un filete, y su sangre con vino, por lo que come y bebe, y luego se mete en la cama con la bestia y termina siendo devorada.
Algunas versiones incluyen implicaciones ilícitas e involucran una escena en la que el lobo le pide a Caperucita que se quite la ropa y la tire al fuego.
Redescubriendo la Historia
En sus investigaciones, el Dr. Jamie Tehrani, un antropólogo cultural, descubrió estudiando el origen de Caperucita Roja varias versiones que datan de casi 3,000 años.
En Europa, al menos, la versión más antigua es una fábula griega del siglo VI a.C., atribuida a Esopo, famoso por sus historias moralistas y alegóricas.
Estos hallazgos muestran cómo las historias pueden evolucionar y adaptarse a diferentes culturas y tiempos.
Buscando el Origen de Caperucita Roja en la Versión China de la Historia
En China y Taiwán, existe un cuento que se parece mucho al origen de Caperucita Roja. Se llama «La Abuela Tigresa» o «Tía Tigresa», y se remonta a la Dinastía Qing (1644-1912).
El motivo, la idea y los personajes son casi idénticos a los de Caperucita Roja, pero el antagonista principal es un tigre en lugar de un lobo. Este relato ilustra cómo las historias pueden viajar y adaptarse a diferentes contextos culturales.
La Versión de Perrault y Su Moraleja
En el siglo XVII, el folclorista y escritor francés Perrault presentó una versión de la historia con una joven vecina de un pueblo que increíblemente comparte la dirección de su abuela con un lobo.
A continuación, el lobo, aprovechándose de su ingenuidad, la ataca y se la come.
Este final no tan feliz fue explicado más tarde por el propio Perrault para despejar cualquier duda sobre la «moral» de la historia.
Según él, la historia debería servir como una advertencia para las jóvenes y bonitas niñas para evitar a los extraños.
Interpretación de los Hermanos Grimm
Evidentemente, si buscamos el origen de Caperucita Roja, tenemos que hablar de los Hermanos Grimm.
Dos siglos después de Perrault, reescribieron su cuento y también crearon su propia variante, llamada Caperucita Roja en la que un cazador salva a la niña y a su abuela.
Los hermanos escribieron una versión de la historia en la que Caperucita Roja y su abuela se encuentran y eliminan a otro lobo utilizando una estrategia respaldada por su experiencia previa.
Esta vez, Caperucita ignoró al lobo en el bosque, la abuela no lo dejó entrar, pero cuando el lobo merodeaba, lo atrajeron con el olor de las salchichas desde la chimenea, debajo de la cual habían puesto un pesebre lleno de agua.
Cuando el lobo saltó a la trampa, se ahogó y murió. En 1857, los Hermanos Grimm concluyeron el cuento tal como lo conocemos hoy, reduciendo los sombríos matices de otras versiones.
La práctica de suavizar y adaptar estos cuentos para que sean más apropiados para los niños fue continuada por los escritores y adaptadores del siglo XX que, en la estela de la deconstrucción, el análisis freudiano y la teoría crítica feminista, produjeron versiones bastante refinadas del popular cuento infantil.
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