Los cuentos infantiles han sido parte de la tradición humana durante siglos, y si hay algo que ha prevalecido a lo largo del tiempo es el elemento de la fantasía en estas historias.
Ya sea una rana que habla o un reino donde todo es posible, la fantasía ha nutrido las mentes jóvenes de una manera inigualable.
Pero, ¿por qué es tan importante este género en el desarrollo infantil?
Hoy, vamos a explorar cómo el mundo fantástico que los niños experimentan en sus primeros cuentos va mucho más allá del entretenimiento: es una herramienta esencial para su crecimiento emocional, cognitivo y social.
Fantasía e imaginación: Creando mentes flexibles
Cuando los niños se sumergen en cuentos de fantasía, su imaginación comienza a trabajar a toda máquina.
A través de la fantasía, los niños aprenden a visualizar mundos que no existen, a imaginar seres con características extraordinarias, y a comprender situaciones que van más allá de la vida cotidiana.
Este proceso de imaginar escenarios inverosímiles crea una mente más flexible, capaz de considerar múltiples posibilidades.
Por ejemplo, cuando un niño escucha la historia de una princesa que habla con dragones o de un niño que puede volar con solo pensarlo, está activando partes de su cerebro que fomentan la creatividad y el pensamiento divergente.
Este tipo de pensamiento es vital no solo para las artes, sino para la solución de problemas en la vida diaria. A
l imaginar diferentes formas de resolver una situación fantástica, los niños desarrollan habilidades cognitivas que les serán útiles más adelante.
Resolución de problemas a través de la fantasía
Los cuentos de fantasía suelen plantear situaciones complejas que los personajes deben resolver, ya sea salvar un reino, escapar de un malvado hechicero o encontrar la forma de volver a casa.
Estas historias les permiten a los niños identificarse con los protagonistas y, en el proceso, imaginar cómo ellos mismos resolverían esos desafíos.
Aquí es donde la fantasía se convierte en una poderosa herramienta de aprendizaje activo.
Los niños no solo se entretienen, sino que aprenden a resolver conflictos y a pensar en soluciones creativas.
Por ejemplo, en el clásico cuento de «Jack y las habichuelas mágicas», el personaje principal debe usar su ingenio para sobrevivir y vencer a un gigante.
Los niños que escuchan o leen esta historia se enfrentan a un problema aparentemente imposible, lo que les obliga a pensar en alternativas y en formas innovadoras de superar los obstáculos.
La fantasía y el desarrollo emocional
Además de su impacto en el desarrollo cognitivo, la fantasía juega un papel crucial en el desarrollo emocional de los niños.
Muchas historias fantásticas abordan temas de miedo, valentía, amistad y amor, lo que permite a los niños explorar y comprender sus propias emociones en un entorno seguro y controlado.
Por ejemplo, cuando un niño escucha la historia de un héroe que enfrenta su miedo a lo desconocido para salvar a sus amigos, está aprendiendo a manejar el miedo en su propia vida.
La fantasía proporciona un contexto emocional distante, lo que hace que sea más fácil para los niños procesar sus emociones sin sentirse abrumados.
Los personajes a menudo experimentan pérdidas, dificultades o grandes desafíos, pero al final logran superar estos obstáculos, lo que transmite a los niños un mensaje de esperanza y resiliencia.
La construcción de la empatía a través de la fantasía
Otro aspecto crucial de los cuentos de fantasía es su capacidad para fomentar la empatía.
Los personajes en los cuentos fantásticos suelen ser muy diferentes de los lectores o los oyentes: pueden ser animales, criaturas míticas o personas de mundos muy alejados del nuestro.
Sin embargo, a través de estas historias, los niños aprenden a identificarse con personajes que son distintos a ellos, lo que amplía su capacidad para comprender y sentir por los demás.
Al vivir las aventuras de estos personajes, los niños comienzan a entender que todos los seres, sin importar cuán extraños o diferentes sean, tienen sentimientos, miedos y deseos similares.
Un buen ejemplo de esto es el personaje de Dobby, el elfo doméstico en las historias de Harry Potter.
Aunque Dobby es un ser fantástico, su sufrimiento y deseos de libertad resuenan profundamente con los lectores, ayudando a los niños a empatizar con aquellos que viven situaciones difíciles.
La fantasía como vehículo de valores morales
Los cuentos de fantasía son una poderosa herramienta para transmitir valores. Muchas de estas historias están llenas de enseñanzas morales que los niños asimilan casi sin darse cuenta.
El bien contra el mal, la importancia de la honestidad, la lealtad, el valor y la amistad son temas recurrentes en los cuentos de fantasía.
Historias como «El Rey León», aunque tienen elementos fantásticos, enseñan sobre el ciclo de la vida, la responsabilidad y el amor familiar.
En estos cuentos, los niños ven cómo los valores universales son aplicados en situaciones extraordinarias, lo que facilita su comprensión y los hace más accesibles a nivel emocional.
La importancia de los mundos fantásticos en la seguridad psicológica
Los mundos fantásticos también ofrecen a los niños un espacio para explorar situaciones difíciles o incómodas desde una perspectiva segura.
Un niño puede estar lidiando con el miedo a lo desconocido o la ansiedad por un cambio importante en su vida, como el comienzo de la escuela o el nacimiento de un hermano.
A través de los cuentos de fantasía, pueden enfrentarse a estos sentimientos en un entorno que no es amenazante.
Cuando un niño sigue la historia de un personaje que enfrenta un monstruo aterrador o un desafío peligroso, el niño aprende a afrontar sus propios miedos de manera indirecta.
La distancia entre la fantasía y la realidad proporciona una especie de «entrenamiento emocional» que les permite procesar y gestionar sus emociones en situaciones reales.
¿Por qué es esencial para el desarrollo?
Si bien la fantasía a menudo se asocia con la simple diversión, su impacto en el desarrollo infantil va mucho más allá del entretenimiento.
Los cuentos de fantasía proporcionan a los niños un espacio seguro para explorar sus emociones, desarrollar su creatividad y aprender valiosas lecciones de vida.
Al permitirles imaginar mundos diferentes, estos cuentos amplían su mente y les ayudan a entender el mundo real desde una nueva perspectiva.
Además, la fantasía fomenta una mentalidad abierta.
Los niños que crecen expuestos a estos relatos suelen ser más creativos, empáticos y resilientes, ya que han aprendido a ver el mundo no solo como es, sino como podría ser.
Imaginar lo imposible les enseña a no limitarse por las barreras de la realidad y a soñar con soluciones fuera de lo común, una habilidad que será crucial a lo largo de su vida.
En resumen, la fantasía es mucho más que un género literario: es una herramienta de desarrollo integral que forma mentes creativas, empáticas y resilientes.
Como padres y educadores, debemos fomentar el amor por los cuentos de fantasía, ya que su impacto durará mucho más allá de la infancia.